Nuestro confinamiento, su confinamiento. Lecciones desde la Memoria Histórica

1/07/20, 12:10

Hemos estado tres meses en nuestras casas. Encerrados. Cuestiones de salud pública nos han forzado a un confinamiento obligatorio, legalmente refrendado por un estado de alarma prolongado durante meses por primera vez en nuestra historia democrática. Meses. Muchas semanas… Entre las películas que tenía pendiente ver, me incliné por la de La trinchera infinita (Goenaga, Garaño y Arregi 2019). Una película que básicamente (sin hacer mucho spoiler) trata de los topos durante el franquismo. Los topos, republicanos que se ocultaron durante tres décadas en todo tipo de zulos para escapar de la represión. Sobrevivían (más que vivían) en un espacio mínimo en condiciones pésimas con las lógicas consecuencias tanto físicas como psicológicas. Vivían y oían a través de los ojos y oídos de otros. No eran presos, ni esclavos, ni asesinados, ni exiliados, ni refugiados, ni desaparecidos…eran “muertos vivos”. La película exhuma a esos topos olvidados. Ya en 1977 un bestseller, reeditado hace unos años por Capitán Swing (Los Topos), nos habla de ellos. Era la España condenada a vivir escondida. La España que vivía con miedo. Un miedo que nos conecta a todos con lo que hemos vivido en el presente. Ansiedad por lo que está pasando fuera, angustia por salir de nuestra zona de confort, pánico frente a lo desconocido.

No satisfecha con visualizar esta película seguí “torturándome” con El Hoyo (Gaztelu-Urrutia 2019) distopía sobre el confinamiento extremo con trasfondo social, hasta terminar en La noche de los 12 años (Brechner 2018). Esta película relata los años más duros en la vida de tres combatientes uruguayos del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros: José Mujica, Eleuterio Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof. Una prisión durante más de una década en las peores condiciones bajo la amenaza de un fusilamiento inminente en celdas ínfimas. Uno de esos combatientes Pepe (José) Mujica llegaría a ser presidente de Uruguay (2010-2015). Mujica sería entrevistado también por Jordi Évole en su programa Lo de Évole dedicado a la crisis por coronavirus (La Sexta, 29 de marzo). En esta interesante entrevista eché de menos preguntas sobre el confinamiento. Teniendo delante a alguien que estuvo “confinado” en unas condiciones extremas, habría sido interesante. ¿Olvido? Quizás no interesaba al guión, quizás ya le había preguntado con anterioridad, pero como espectadora “encerrada” y en un contexto donde tanto se ha hablando de las secuelas físicas y psicológicas que este confinamiento nos deparará en un futuro próximo, quizás habría funcionado de catarsis hablar de otros confinamientos que se nos olvidan. Nuestras comodidades y nuestro ensimismamiento, con wifi y comida a domicilio incluida, nos impiden ver más allá. Se nos olvidan los que han pasado esta situación en viviendas precarias, o han convivido con maltratadores o ni siquiera han tenido una ventana por donde entrara algo de luz. Pero sobre todo seguimos siendo amnésicos respecto a nuestro pasado. Respecto a quienes encarcelamos en prisiones o en “toperas”, respecto a los que torturamos privándoles de su libertad sin juicio justo, ni garantía procesal alguna. Volveremos a la normalidad y seguiremos en deuda con todo nuestro pasado. De nosotros hablaremos, se contará en los libros de historia la pandemia Covid19 en 2020. Pero los otros seguirán formando parte de nuestro pasado olvidado.

Esos otros encarcelados, esos otros escondidos que no salieron de sus toperas hasta el decreto anunciado en 1969 por Fraga, por entonces ministro de Información y Turismo del franquismo, por el que se otorgaba el perdón para los delitos cometidos en la Guerra Civil. Aunque en teoría muchos de ellos salieron físicamente, en cuestiones de memoria histórica aun quedan muchos por salir del olvido. En estos tiempos de reciente confinamiento, deberíamos como nunca empatizar con nuestro pasado. La línea de memoria histórica de la USAL pretende fortalecer desde la sociedad civil y la comunidad universitaria los rubros de dignidad, memoria y justicia. Por esos topos. Porque seguimos en deuda con nuestra sociedad. ¡Os esperamos el próximo curso!

Elena Martínez Barahona

Profesora Titular de Ciencia Política

Miembro de la Clínica Jurídica de Acción Social

Universidad de Salamanca

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