Para empezar, cualquier implantación de un sistema ERP debe estar basada en un proyecto previo, bien definido y con las bases asentadas. Al igual que existen diversas marcas, también existen varias formas de implantación que dependerán del tamaño de la empresa, los procesos y el software que se haya elegido. Aun así, existen unas fases comunes para cualquier proceso de implantación de un ERP:
- Análisis: la empresa deberá estructurar el proyecto y determinar los requisitos que deberá tener el software.
- Diseño: en esta fase se desarrollarán las aplicaciones y funcionalidades del ERP, se configurarán los procesos del sistema y se empezará a realizar la migración de los datos desde el software anterior.
- Implementación: es la fase más importante, ya que se hará la instalación del software y se comenzará a utilizar el nuevo sistema.
- Post-implementación: en esta última etapa se harán ajustes, se resolverán los problemas que se encuentren para que el sistema funcione perfectamente y, por último, se puede realizar un análisis final del proyecto.
Generalmente, el proveedor del ERP es quién se encarga de realizar la implantación, pero la supervisión de la empresa es importante para que el proyecto final sea exitoso. Deberá supervisar sobre todo las etapas de análisis y diseño, ya que es donde se decide como va ser el programa y, además, una posterior modificación una vez el sistema ya esté en funcionamiento incrementará el coste y probablemente afecte también a la productividad de la empresa.
El tiempo de implantación no es nada fácil de predecir, en el contrato que realice la empresa con su proveedor de ERP tendrá un calendario del proyecto, pero siempre serán fechas aproximadas ya que pueden surgir inconvenientes no previstos que ralenticen el proyecto. El tiempo dependerá del software elegido, los procesos de la empresa y las modificaciones necesarias para adaptarlas a la empresa. Si se elige un ERP físico suele ser entre 6-12 meses, si elegimos un ERP en la nube el proceso es más rápido y suele bastar con unas semanas.
Debemos de hablar del método de implantación, los más usados son agile y waterfall: 
- Agile: es una metodología donde los las necesidades de la empresa y las soluciones que ofrece el proveedor cambian a lo largo del tiempo. Es común que, cuando los usuarios prueban en el nuevo programa den su opinión, pudiendo echar algo en falta o mejorando las funcionalidades existentes. Como vemos, es una metodología basada en la adaptación y flexibilidad.
- Waterfall: como su nombre indica consiste en desarrollar el sistema en cascada, de manera secuencial, dividiendo el proyecto por partes y no empezar una parte sin que se haya completado la anterior.
Para terminar, veremos alguno de los riesgos que destacan derivados de la implantación:
- El software no cubre las necesidades de la empresa.
- Problemas con la migración de los datos.
- Costes ocultos altísimos.
- Falta de consideración de algunos factores.
- Cambio radical.








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