Alguien voló sobre el nido del cuco (1975)

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Porque ser libre es más fácil de lo que nos creemos…

Mi teléfono sonó. Ipso-facto me levanté, de mala gana. No llegué a cogerlo, aunque tampoco me preocupó. Mi cuerpo volvió a tenderse en el sofá. El DVD rogaba su puesta en marcha. Yo, como ciudadano de bien, hice caso a sus plegarias. No sabía (pobre de mí) hasta que punto acababa de encerrarme en el manicomio del séptimo arte. Pasaron los minutos. Se sucedieron las escenas, las miradas, las risas, las crueldades. El teléfono sonó otra vez. Lo escuché, claro. No le hice ni puto caso. Estaba empezando a odiar a la “enfermerita”. Seguí riendo. Injurié a Forman por esos angustiosos primeros planos; por ese cine que sin palabras, te lo decía todo; por ese cine que con palabras, te dejaba sin ellas. Me enamoré de Candy. Envidié al joven y loco rubiales por “robármela”. Maldije al bueno (¡Sí, sí, al bueno!) de McMurphy por no cargarse a esa ruin doctora. Y al negro por ayudarla. Gocé como nunca por un cristal roto. Y quise ser libre. Quise ser “el jefe”.

 

Mi teléfono volvió a sonar; y no era rojo; y me dieron ganas de volar; y no precisamente a Moscú…

Nota: 10/10   =    OBRA MAESTRA

 

“-¿Ha oído usted alguna vez el refrán “piedra que corre no cría moho”?

-Seh.

-¿Qué significa para usted?

-Ehmmm… eh… algo así como “no laves la ropa sucia en público”.

-No comprendo que quiere decir.”

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