Sistema de blogs Diarium
Universidad de Salamanca
Bea Gallego
Acogida de niños saharauis
 

Experiencia personal

Quería hacer una entrada que contara mi experiencia personal en este programa.

Hace dos años, unos amigos con los que veraneamos y pasamos la gran mayoría del tiempo, acogieron a una niña saharaui llamada Mahmooda, ellos llevan varios años colaborando en este tipo de proyectos y en otros diferentes que trabajan con niños enfermos.

En esas vacaciones estuvo con nosotros y durante el resto del verano. No encuentro la palabra perfecta para describir lo que te hace sentir una niña tan pequeña, pues tenía 10 años, que te hace sentir tan grande y tan afortunada por tener alrededor cada cosa que tenemos y vemos como cotidiano, el agua corriente por ejemplo, una cama, comida…

Es increíble como te cambia en cuanto a la forma de ver las cosas, de valorarlas y mejor aún, de disfrutarlas. Y es increíble ver como puedes hacer feliz a una niña que no tiene nada de lo que nosotros vemos tan normal tener y quizá sin saber darle el valor que realmente tiene.

Ver como te agradece cada cosa que le das, ya que vienen “con lo puesto” y las familias se encargan de todo lo demás durante su estancia aquí y que se lo pueda llevar una vez acabada esta a su país. Sólo podría resumirlo, diciendo que fue increíble conocerla. Saber un poco más de su cultura, enseñarle un poquito de la nuestra, respetando en todo momento la suya, eso sí. Increíble es la palabra.

Y durísima es la que describe la despedida y todo un año sin saber a penas de ella, pues no es tan fácil comunicarse con alguien que vive en pleno desierto (ni barato).

A principios de este año, nos propusieron acoger a su hermana pequeña, de 10 años aproximadamente (ya que no se sabe con precisión su edad), ir todos juntos de vacaciones, y lograr que pasaran un verano como cualquier niño de su edad debería de tener. Nos encantó la idea aunque a la vez nos aterraba no saber como hacerlo, pero decidimos vivir esa experiencia y acogerla durante los dos meses en nuestra casa, como una más de la familia y así lo hicimos.

Los días parecían no pasar y nosotros nos pasábamos la mayor parte del tiempo preparando todo para su llegada, ropa, cosas para su higiene, su cama.. absolutamente todo.

Y por fín llegaron las niñas, Mahmooda volvió a venir pero esta vez acompañada, de su hermana Nura, que sería una más de la familia durante dos meses para nosotros.

Esta vez fue un poco más duro, ya que ella no era capaz de hablar con hombres, ni de jugar con niños, ni siquiera de saludarlos. Les tenía una especie de miedo que se convirtió en una barrera bastante grande en la convivencia.

Pero poco a poco se fue adaptando a nuestra vida, cada vez mejor, poco a poco nos fuimos conociendo y ella aprendiendo cada día más nuestro idioma, lo que ayudó muchísimo a mejorar la convivencia y a adaptarnos perfectamente todos.

Y de repente se habían pasado los dos meses sin apenas darnos cuenta, entre piscinas, parques, helados y bocadillos de nocilla.

Otra vez aparece aquí la palabra increíble pero ligada a otro durísimo año de espera para volverla a tener en casa.

 

Podría seguir escribiendo entradas sin final contando mi experiencia (pues dos meses dan para mucho) pero no veo mejor forma de acabar, por hacerlo finito, que animando a todo el mundo a vivir esta increíble experiencia, a ayudar a niños que no merecen vivir en las condiciones que viven, a hacerlos felices con cariño y cosas tan simples como un plato de comida en la mesa y ropa para que puedan ir limpios.

Es una experiencia que te llena como persona, muchos niños necesitan nuestra ayuda.

Hay organizaciones que llevan estos programas prácticamente en todas las provincias de España, visita la tuya y forma parte de esto. No te arrepentirás

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario


*

Política de privacidad
Studii Salmantini. Campus de excelencia internacional