Mi tutor me propuso ir junto con otros 3 profesores del colegio al viaje de estudios de 4º de la E.S.O. Desde el primer momento acepté, ya que me pareció una gran oportunidad para aprender y ver “ese lado malo” de la docencia que tantos profesores tratan de evitar.
El día 23 salimos a las 7:00 de la mañana de Salamanca con dirección Benicasim. En general, todos los viajes en autobús han sido tranquilos, ya que los chicos iban dormidos o escuchando música. Únicamente tuvimos que estar pendientes de que no se levantaran o se cambiaran de asiento durante el trayecto, y de que no mancharan los asientos con comida.
Una vez allí, el hotel nos proporcionó las llaves y los profesores hicimos la distribución de habitaciones. El hotel había asignado un pasillo entero para el colegio, con lo que era más difícil molestar a otros clientes del hotel. Una vez en el pasillo y antes de que los chicos entraran a sus respectivas habitaciones, los profesores fuimos revisando una por una todas las maletas en busca de botellas de alcohol. El registro no fue muy exhaustivo y no encontramos nada. De hecho, la intención fue sobre todo darles un pequeño susto para que no hicieran ninguna estupidez.
Tras esto, la tarde pasó tranquilamente entre playa, chiringuitos y el hotel. Las comidas en el comedor fueron siempre modélicas. Los alumnos no dieron ni una voz y trataron tanto al personal como a los clientes del hotel con muchísimo respeto.
Por la noche, algunos quisieron quedarse en las habitaciones y otros quisieron bajar a la playa. Les dejamos cierta libertad hasta las 12:00 de la noche, hora a la que debían estar todos en el hotel. Las noches, en general, fueron tranquilas. Algunos alumnos se cambiaban de habitación para hablar y pasar el rato con los demás, pero no hubo problemas de alcohol ni gritos. La primera noche tuvimos que ir con un alumno al centro de salud porque se empezó a sentir mal, pero no fue nada grave y al día siguiente ya estaba recuperado. La última noche sí fue más agitada. Los chicos consiguieron algunas botellas de alcohol y algunos de ellos se emborracharon. Por suerte, los profesores lo controlaron a tiempo y mandaron a cada alumno a su habitación tras haber recogido las habitaciones y haber hecho las maletas. Esa noche, la otra profesora se quedó de guardia hasta las 5:00 de la mañana, evitando así más altercados.
En cuanto al resto de los días, se dio total libertad a los alumnos en Port Aventura. Unos se montaron en las atracciones, otros vieron los espectáculos, etc. Luego nos reunimos todos a la hora de la salida y regresamos al hotel.
En Valencia, los chicos estuvieron muy atentos en la visita guiada por el Oceanografic y realizaron muchísimas preguntas. Luego vimos el espectáculo de los delfines y les dejamos tiempo libre para ver el resto de acuarios y comer. Por la tarde, les dejamos libertad para disfrutar del Museo Príncipe Felipe y comprar unos cuantos recuerdos.
La verdad es que ha sido muy buena experiencia. Siendo realistas, creo que si en un futuro acabo ejerciendo como profesora y voy a otros viajes de estudios con los alumnos, descubriré que en general, suelen ser bastante peores a lo que yo he vivido con los alumnos de este colegio.