La reciprocidad hace referencia al principio vital de la sociedad. El equilibrio social y la adherencia los valores sociales, muchas veces, son inherentes a la reciprocidad del servicio y el intercambio de las habilidades entre individuos, dentro de la sociedad. Los ejemplos de reciprocidad son, muchas veces, sutiles e instintivos en la persona.

Es un proceso de intercambio entre dos o más individuos, particularmente de sus facultades, talentos, enseñanzas, servicios. Esto permite que se obtenga un beneficio mutuo. Mucho de ello se desenvuelve entre los favores: si alguien realiza una acción que pone a servicio a otra persona, ésta última, por descarte, pensará que debe pagarlo.

La reciprocidad: uno de los fundamentos entre los ciudadanos

Una norma internalizada, que se ve como obligatoria, es la correspondencia de algo que se haya realizado en el pasado. Recientemente, se describió que este valor es una base evolutiva para la cooperación en la sociedad, puesto que se remonta, aunque menos definida, como un elemento presente en sociedades o especies menos desarrolladas.

Muchos eruditos describen el valor del intercambio como algo que yace en los beneficios intercambiados. Aunque poco se cuestiona sobre la presencia de la reciprocidad en la sociedad, sí se dan preguntas de cuánto corresponde su valor.

Algunas descripciones restringen la definición de esta creencia a el retorno de beneficios o servicios. Dichos servicios son aproximadamente equivalentes unos a otros: se toma como referencia la importancia de estos, sus costos, su extensión en el tiempo, y el impacto que tiene sobre el entorno y sobre las personas propiamente involucradas.

Esto hace énfasis en la alternativa más conocida de este valor: la equidad o inequidad de los beneficios dados vs los recibidos. Muchos estudios, demandas, circunstancias varias, dependen de la visión (muchas veces sujeta a ser parcial) de cómo el intercambio debe darse.

El valor del intercambio puede ser utilitario o simbólico. El valor utilitario es aquel que le da la persona que recibe aquel beneficio o servicio, o el resultado social que conlleva este intercambio. El valor simbólico es aquel representado por el acto de ser recíproco por sí mismo.

El valor utilitario

Dos personas intercambiando bienes, como comida, o una persona cuidando una mascota a cambio de dinero. Esto es un valor utilitario que puede ser fácilmente cuantificado, o cualificado. Todos poseen comportamiento recíproco que provee de un beneficio a todas las partes involucradas.

El valor simbólico

Más allá del valor utilitario del valor recíproco, está el valor simbólico. Los actos que son recíprocos proveen información de aquellas personas que son participantes en ellas. Esta información, más allá de permitir actos de intercambio futuro, promueve relaciones entre personalidades afines.

Los ejemplos del valor recíproco

De forma generalizada, un ejemplo podría ser el intercambio entre familiares y amigos. Es común que no se forme una “negociación” para que haya un intercambio en todo el significado de la palabra. Va ligado al altruismo.

La correspondencia equilibrada conlleva una estimación aproximada, o cuidadosa, de como se van a retribuir las partes. Por último, el intercambio negativo (donde una de las partes no recibe los mismos beneficios) puede ocurrir por varios factores: personalidades no compatibles, malinterpretaciones, deseos diferentes.