La forma de crecer de las empresas ha variado constantemente a lo largo del tiempo. La guerra por convertirse en el líder de un sector no la gana el primero que llega, sino el que consigue mantenerse adaptándose a los continuos cambios del sistema económico.
El boom del capitalismo feroz trajo consigo una forma de trabajo en el que gestionar los márgenes de beneficio de forma correcta era suficiente para que una empresa fuese rentable. Después llegaron otras variables, principalmente apoyadas con el aumento de la competencia y la guerra de precios. Empezaron a llegar la lucha y los márgenes negativos donde una fuerte herramienta era ir acabando con la competencia para quedarse con el mercado.
Después, la aparición del internet, las redes sociales y el comercio online volvió a dar la vuelta a la baraja. Llegó la era en la que las opiniones valen más que un anuncio y en la que la pelea feroz es por captar las buenas reviews de cada cliente. El cliente en el centro lo llaman.
El futuro de las estrategias comerciales
Todo parece indicar que la lucha del futuro es por la reputación empresarial. Pero reputación no solo en lo que a opinión de clientes se refiere, sino a las buenas prácticas empresariales. Las marcas y firmas que se identifiquen con estructuras de fabricación sostenible, con el respeto a los derechos laborales, concienciadas con el medio ambiente o que queden al margen de ingeniería de cuentas y paraísos fiscales, tendrán al mercado de su parte.
Estas características, según las encuestas cada vez son más importantes para los compradores a la hora de decidirse por comprar o contratas a una u otra empresa. Hoy en día ya se tienen muy en cuenta, pero en los próximos años todo hace indicar que va a ser el punto de inflexión del comercio.
Empresas blancas, limpias de malas prácticas. Que realmente lo sean y no que hagan parecerlo. Esta será la próxima gran revolución de los mercados. Y los que no estén preparando ya la estrategia en ese sentido, van a llegar tarde.
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