MIURA
Miura es la denominación popular de un encaste de toros de lidia de características singulares forjada durante varias generaciones de una familia ganadera, desde 1842 hasta la actualidad. Su cría se realiza en la finca Zahariche en la localidad sevillana de Lora del Río.
La leyenda de este toro, el más indómito del campo bravo, ha sido forjada a través del tipo diferenciado y único de un toro con reminiscencias ancestrales. Las cruzas originales han dado como resultado un toro singular: alto de agujas, “agalgado” o levantado del suelo, largo, de gran caja, huesudo, manos y patas altas, fino de piel y algo lavado de cara.
Su pelaje aporta otra gran singularidad dentro de su variedad: cárdenos, colorados, castaños, sardos, salineros, girones, salpicados, berrendos, luceros, negros zaínos y mulatos. No es un toro astifino, sino de mazorca ancha, gruesa y generosa.
En la lidia es un toro cambiante, nervioso, que aprende mucho y rápidamente, de lidia despierta. También saltan toros de nobleza y fijeza, sin duda alguna por la aportación de la sangre parladeña. Toro espectacular desde su salida a la plaza y en el primer tercio. Sin duda, uno de los toros más ágiles que existen y más difíciles para torear.
VICTORINO
Esta ganadería, creada en 1919, es junto a las del Duque de Veragua y Miura una de las más notables de la historia del toro de lidia en España.
Hasta mediados de los años 60, Victorino Martín fue un ganadero al que no se le tenía en consideración y cuyas reses se negaban a matar muchos diestros por su fiereza, a veces acompañada de mansedumbre. El indulto del toro “Velador” (“Belador” según otras fuentes) le hizo saltar hasta lo más alto y empezar a cotizarse como un auténtico figura dentro del panorama pecuario taurino. Así pues, es una de las ganaderías predilectas dentro de los ciclos “toristas” de las ferias.







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