Con la aparición del Big Data en la década de los 90, la búsqueda de información se vio facilitada de manera asombrosa. Permitió que de manera rápida cualquier persona pudiese acceder a información perteneciente a grandes conjuntos de datos.
Así, los CIO o Chief Information Officers (líderes de la gestión estratégica de Tecnologías de Información) buscan incesantemente conseguir la elaboración del mayor número de informes a través de las Tecnologías de la Información.
Sin embargo los líderes empresariales no creen que estas acciones permitan conseguir los objetivos de la empresa de forma segura, ya que no confían en el “intercambio de datos”. Compartir información entre socios comerciales crea valor en una empresa y le permite crecer, no obstante, esto se consigue gracias a una disminución en la seguridad de los datos empresariales (datos de clientes, operaciones…), práctica que no se considera sostenible, ya que la seguridad es un elemento decisivo para la empresa.
Es por ello que se hace necesaria la búsqueda de un método que permita seguir compartiendo información (todas las grandes empresas basan sus estrategias en los datos con los que cuentan), pero de forma segura.
Surge así, una nueva forma de conseguir información a partir de datos y esta es: la “colaboración de datos”. Se logra gracias a un entorno de software que permite que varios socios empresariales colaboren de forma segura sin compartir. Es decir, consiste en que cada parte tiene el control de sus datos en todo momento; estos nunca se almacenan ni se ponen a disposición de los participantes. Simplemente, se revelan coincidencias y las ideas resultantes, siempre bajo la autorización del propietario de los datos.
La colaboración de datos tiene por objeto descubrir “insights” ocultos, enriquecer el valor de los datos y buscar la innovación sin perder la seguridad de los datos.
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