Conclusión

Han pasado ya seis meses desde que empezara este máster. En todo este tiempo se han ido sucediendo a su vez diversas etapas, algunas más interesantes que otras. Ahora empieza un periodo cualitativamente distinto, el famoso Practicum, el cual durará seis semanas.

Sí, seis meses de teoría y seis semanas de prácticas. Sé muy bien que no soy el único que percibe en este sistema un error de diseño. No es que sean innecesarias las asignaturas teóricas que me han impartido este tiempo; lo que sí es cierto, por lo menos la certeza de ello tengo, es que se pudo haber dado lo mismo o más en bastante menos tiempo.

Pero no es una cuestión de haber perdido el tiempo, sino más bien en detrimento de qué. Veo como estudiantes de medicina pasan meses y meses durante sus años de carrera en hospitales. Codo con codo con verdaderos médicos, quienes se muestran encantados de tener cerca a sus aprendices. Nadie pone trabas a este periodo de observación, ni a nivel institucional ni a nivel práctico. Incluso los mismo pacientes se muestran comprensivos ante la idea de que un grupo de jóvenes inexpertos vayan a ser testigos de su diagnóstico, pues todo sea en favor de la adecuada formación de la próxima generación responsable de nuestra salud.

Pues bien, si tan importante es la formación de los médicos, y tantas atenciones por parte de tantas instancias merece, qué poco útil para la sociedad deberemos ser los futuros docentes si nos paramos por un momento a realizar una desagradable comparativa. Veo como coordinadores y otras figuras que quizá podrían hacer algo al respecto se desentienden con la excusa de que hay un ley impuesta desde el gobierno que les dicta los marcos y periodos que se han de seguir en este máster. Da igual, lo único importante es que entre y otros se ha propiciado un despropósito al que no parece que nadie quiera poner remedio.

En fin, si breve es el tiempo, habrá que aprovecharlo. Que empiece lo bueno.

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