El lugar del perro en el hogar

13/02/15, 16:09

Pueden presentarse dos casos: el perro que llega a su casa es un bebé, recién destetado, o un perro adulto, que tiene ya sus costumbres. En el segundo caso, debe informarse sobre su manera de vivir para tratar de acomodarse a ella al máximo. En el primer caso, usted parte de cero y es preciso que parta bien. Un cachorro, un bebé de perro tiene algo de bebé de hombre. Su educación se realizará, o al menos se iniciará, desde los primeros días bajo su techo. Por lo tanto, lo primero que habrá de preparar es un «rincón» adecuado para su nuevo «inquilino», en el cual dormirá y que será suyo para siempre.

También es muy importante prever un emplazamiento en la habitación donde usted y los suyos acostumbran a reunirse, pues no debe olvidar que la condición esencial para la felicidad de un perro es la compañía y que la preferirá al confort de su cama.

Si su perro duerme en el interior

El «rincón del perro» debe estar al abrigo de las corrientes de aire, por lo tanto, lejos de las puertas, de las ventanas y de los orificios de ventilación a nivel del suelo, no demasiado lejos de nuestro oído, y ser fácil de mantener y cómodo. Según su tamaño, colóquelo en un cesto de mimbre del tipo de cesto de gato, o en una caja de madera. Actualmente existen en los comercios toda dase de nichos para apartamentos e incluso auténticas camas para contribuir al confort del perro. Si carece de medios, dote al menos al cesto o caja elegidos de un colchón elástico o de cojines de espuma forrados de tela plastifica-da. Una solución económica e higiénica consiste en confeccionar un colchón con un saco lleno de viruta de abeto rojo (picea): esta materia barata tiene la ventaja de poder renovarse a menudo. Los trapos, mantas y cojines deben sacudirse a diario y desinfectarse al menos una vez al mes.

Como los perros, sobre todo los jóvenes, tienen en general la molesta manía de mordisquear y despedazar todo objeto no previsto para este fin, debe uno prevenirse dejando al perro un hueso de caucho, una pelota o un verdadero hueso con los que pueda fortificar los dientes sin que peligre su cesto o su manta.

No olvide, en fin, dejar permanentemente a disposición de su perro una escudilla de agua fresca que debe renovarse a menudo.

Es muy importante dar siempre al perro una sensación de continuidad: el mismo rincón para dormir, la misma escudilla para comer, la misma manta o el mismo cojín para echarse. Tan cierto es esto, que se recomienda que, al llevar de vacaciones al perro, se lleve también la manta: al encontrarse de nuevo con ella, sentirá una sensación agradable; la decoración de su nueva morada habrá cambiado, pero eso carecerá de importancia, pues se encontrará en su casa al mismo tiempo que en la de usted.

Si su perro duerme en el exterior

Antes, no hace mucho tiempo, la mayoría de los países de Europa occidental, salvo Gran Bretaña, albergaban muchos lobos. Estos, hasta principios de este siglo, infestaban aún los campos, atacaban a menudo a los perros y los devoraban. No era raro encontrar partida la cadena, clavada al muro de la granja y sin rastro del pobre perro, estrangulado y robado en plena noche y en el mayor silencio. En nuestros días el problema del alojamiento de los perros en el campo no depende ya del paso de estas fieras. Salvo por los cebos envenenados, diseminados imprudentemente para destruir pretendidos animales nocivos, los perros apenas tienen peligro aunque duerman fuera y paseen libremente por los campos de los alrededores.

Pero si el guardián de corderos duerme a cielo raso, delante de la granja o el redil, si el perro de granja duerme en el establo o se hace un nido cerca de los caballos, en el heno de la caballeriza, es en su nicho donde se encuentra en realidad en su casa. Rústico o lujoso, el nicho es desde siempre la mansión del perro.

Este debe concebirse en función del tamaño del animal, es decir, debe sobrepasarle en un tercio, tanto en altura como en anchura. Se coloca preferentemente en un sitio cubierto, lo que evitará que el perro pasee bajo la lluvia. Nunca debe estar en contacto con el suelo, sino ligeramente elevado para evitar la humedad (hay que dejar un espacio de 10 a 20 cm entre el fondo y el suelo). Gracias a esta disposición, se mantendrá confortable durante todo el año, tanto si el sol calienta abrasadoramente como si hiela. Para el invierno puede clavar ante la puerta del nicho una tela de yute o una manta que protegerán el interior del viento y del frío. Compruebe que techo y paredes sean perfectamente estancos (usted mismo puede aislar las paredes con revestimientos especiales) y prevea un suelo con claraboya delante del nicho para que su perro pueda descansar al aire libre sin tener que acostarse en un suelo húmedo.

Su orientación. Como el nicho está destinado a preservar al perro de los grandes fríos, su orientación es muy importante. Ya esté situado en un cercado, en una perrera o en un jardín, cuide de que esté por completo al abrigo del aire. Elija un emplazamiento en terreno seco, al este o al sur, teniendo en cuenta las horas de sol y los vientos dominantes. En verano, coloque el nicho a la sombra, bajo un árbol, aunque debe evitar colocarlo bajo un castaño, cuya sombra se cree malsana para el perro, sin que jamás se haya sabido explicar por qué.

Materiales. Para la construcción pueden utilizarse diversos materiales. El más corriente es la madera. Pero usted acaso prefiera a los nichos de madera los de cemento hormigón o ladrillo con revestimiento interior: presentan la ventaja de poder desinfectarse con facilidad y, por lo tanto, más a menudo. Sin embargo, el suelo deberá ser siempre de madera, menos fría que el cemento. Las mejores maderas son las resinosas: pino, cedro, abeto, picea, cuyo olor aleja a los parásitos.

Para los países muy fríos existen nichos de doble pared con perfecto aislamiento térmico de corcho o de fibra de vidrio.

Cama. Debe evitarse guarnecer la cama con ropas viejas, que son verdaderos nidos de parásitos. Evite también la paja que, aunque sana y cálida, puede irritar la piel del perro. Las virutas de madera, las fibras resinosas, cuyo olor impregna agradablemente al perro y aleja los parásitos, presentan, sin embargo, el inconveniente de aglomerarse y mancharse con gran rapidez, por lo cual no queda más remedio que efectuar frecuentes cambios de cama.

La solución más práctica consiste en dotar al nicho con viejos periódicos durante el verano, con cojines y mantas fáciles de lavar durante el invierno.

Mantenimiento. Si la cama está formada por cojines y lanas, hay que airearlos y cepillarlos varias veces a la semana y lavarlos regularmente (una vez cada diez días). Las camas de virutas y serrín deben cambiarse en cuanto estén húmedas o manchadas.

Una vez al mes deben combatirse los parásitos y gusanos pulverizando el interior del nicho con insecticidas y cepillando enérgicamente el suelo con agua con lejía o cresilo. En fin, cada dos meses se efectuará una desinfección completa del nicho con una solución de cresilo al 2 %. No es necesario, ni siquiera conveniente, llegar a utilizar sosa cáustica salvo en caso de peligro real de infección, pues, a la larga, tiene efectos nefastos sobre la salud del perro.

No se permiten comentarios