Esta es una de las paradojas que resulta difícil de explicar, y a quienes nos dedicamos a esto nos causa inquietud, sensación de fracaso profesional y un malestar intelectual creciente: estamos en la era de triunfo indiscutible de la Cartografía, en un momento en que los conflictos mundiales ponen en evidencia cada día la imperiosa necesidad de integrar la variable territorio en los análisis para ser entendidos, en que una eclosión de doctrinas sobre los problemas ambientales, las políticas de ordenación del territorio, las denuncias sobre desequilibrios espaciales, etc… remiten a la vieja materia objeto de estudio desde hace siglos de la GEOGRAFíA. Y, sin embargo, no parece que exista interés por dedicarse profesionalmente a estos temas entre la gente más joven. La Geografía como oficio ha fracasado en nuestro país (ver gráfico adjunto, también ha ido a menos en otros países, aunque no con tanta gravedad) y cada vez son menos los universitarios que eligen esta opción para su formación. Algo no hemos hecho bien. En España probablemente, después de la euforia de los años 70 del siglo pasado, el principio del fin empezó cuando sucesivas Leyes de Educación relegaron esta disciplina a un papel casi puramente decorativo en la enseñanza primaria y secundaria. Pero ha tenido que haber algo más y es tiempo de hacer examen de conciencia en los Departamentos universitarios de Geografía para comprender este asunto y tratar de buscarle remedio. Hay empresas surgidas de algún departamento universitario de Geografía que demuestran la utilidad y necesidad del análisis geográfico en un amplísimo campo de sectores productivos en vanguardia de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (ejemplo la empresa GEOGRAPHICA de Sevilla) y a la vez resulta difícil encontrar geógrafos para puestos de trabajo que se ofertan en proyectos de ordenación del territorio, urbanismo, desarrollo rural, etc. Picar en las imágenes para otras reflexiones y más información.
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