Una buena historia. Fuenteovejuna

[Artículo publicado en la revista Fons Mellaria. Agosto  2019]

En el último capítulo, el único que he visto, de la serie de moda Juego de Tronos los líderes de los siete reinos se reúnen para poner fin a la lucha permanente en la que viven. Uno de los personajes, Tyrion Lannister, propone que los reinos se unan y se conviertan en una democracia. Antes hay que acabar con el odio de generaciones y como paso intermedio sugiere nombrar a un rey que una todos los reinos. Propone al miembro aparentemente más débil, el joven Bran Stark, que es el que menos envidias genera. El asunto es como convencer a todos los reinos de que acepten la solución. El sabio Tyrion dice: “¿Qué une a los pueblos? Las historias. No hay nada más poderoso en el mundo que una buena historia”.

Me doy cuenta de que en pocas palabras está resumiendo la historia del mundo. Las naciones se han creado en torno a buenas historias, poco importa que sean verdad o mentira, de hecho, lo que realmente son, eso, historias. Estas historias suelen ser sucesos que cuando ocurren están circunscritos a grupos reducidos, se van difundiendo por trasmisión oral, y como es natural se van tergiversando. La mayoría desaparecen, pero algunas, muy pocas, siglos después se mitifican y son asumidos como propios por comunidades mayores, frecuentemente por personas que no tenían ninguna relación con la historia original. Cuando las historias triunfan de verdad es cuando acaban enseñándose en las escuelas pasando a formar parte de las creencias nacionales o religiosas. La gente puede llegar a matarse en nombre de esas creencias.

En mi pueblo, Fuente Obejuna, tenemos una buena historia, que incluso está en los libros. El diccionario Geográfico-Estadístico e Histórico de España de Pascual Madoz, 1847, que resumía la historia de los pueblos de España, al referirse al nuestro dice: “Fuente Obejuna o Fuente-Abejuna, …, cuéntase esta población entre las más antiguas de España. Se cree ser la Mellaria de los escritores del imperio romano, en cuyo tiempo gozó la categoría de municipio. La llamaron Mellaria por la abundancia de miel que siempre ha dado. …. A la entrada de los moros fue arruinada, y luego cercaron de muros y torreones, con un gran castillo o alcázar, que ganado por los cristianos, sirvió de palacio a los comendadores de Calatrava”.

La historia que sigue, tal como se contaba cuando yo era niño (o al menos como yo la recuerdo) es que Fuente Obejuna en 1476 estaba gobernada por un tirano comendador de la Orden de Calatrava, Fernán Gómez de Guzmán. Era tan malo que hasta tenía el derecho de pernada y algunos de sus habitantes huyeron del pueblo fundando las aldeas de Fuente Obejuna. Finalmente, una noche de abril de 1476 el Comendador fue derrocado por todo el pueblo que acabó con él. A pesar de que los habitantes del pueblo (incluidos niños) fueron torturados no les pudieron sacar otra palabra más ésta: «Fuente Ovejuna lo hizo». La “historia” fue recogida en la obra de Lope de Vega titulada “Fuenteovejuna” que la haría famosa en todo el mundo. ¿Pero que tiene toda esta historia de verdad? Como todas las historias tiene un vago parecido con la realidad. Sin pretender ser exhaustivo voy a intentar dar respuesta separando el mito de la historia, por supuesto no pretendo erigirme en juez que dictamine que lo que está probado fuera de toda duda, así que tómese con escepticismo, me conformo con crear dudas que nos lleven a aprender más.

Fuente Obejuna y Mellaria son ciudades diferentes, aunque durante siglos se creyó que Fuente Obejuna se había erigido sobre la antigua Mellaria romana (realmente sobre una de las dos Mellarias, la otra estaba en la actual provincia de Cádiz). Hasta fechas bastante recientes no quedó claro que Mellaria estaba en el cerro de Masatrigo, a 8 km de  Fuente Obejuna, y que desapareció en el siglo V. La referencia más antigua a nuestro pueblo de Fuente Obejuna es del año 1315 y su fundación claramente está relacionada con la repoblación de la zona tras la expulsión de los árabes del área. La confusión de que Mellaria y Fuente Obejuna eran la misma ciudad procede de “Historia de la Ylustre Villa de Fuente Obejuna” de Francisco Caballero Villamediana, alcalde de Fuente Obejuna a mediados del siglo XVIII. El error se fue arrastrando durante siglos, incluido “El diccionario Geográfico-Estadístico e Histórico de España” de Madoz al que me he referido. En ese mismo diccionario, como hemos visto, se decía que Fuente Obejuna tenía “un gran castillo o alcázar [que] sirvió de palacio a los comendadores de Calatrava”. Cuando niño escuché que la actual parroquia se erigió sobre dicho castillo. El castillo no existe, ni ruinas, de hecho, en los registros que se disponen sobre castillos en la provincia de Córdoba en ninguno aparece que Fuente Obejuna tuviese uno, aunque haya algunos que lo dan por hecho. Naturalmente no puede descartarse que existiese una fortificación, pero si así fue no debió ser muy relevante pues se conservarían ruinas que lo corroborasen. La única forma de saberlo es la investigación arqueológica.

En 1476 fue muerto el comendador de la Orden de Calatrava que regía el pueblo, y eso está claramente documentado, lo que no está claro es la causa. Los que lo han estudiado con detalle (por ejemplo: Cabrera y Moros: Fuenteovejuna. La violencia antiseñorial en el siglo XV. Ed. Crítica. 1991) atribuyen el derrocamiento al enfrentamiento que existía entre la Orden de Calatrava y Córdoba por el dominio de Fuente Obejuna; el levantamiento fue instigado desde Córdoba y previsiblemente contó con la aquiescencia (directa o por desistimiento) de los Reyes de Castilla, interesados en cercenar el poder de los señores y de las órdenes militares que las veían como un riesgo. Los sublevados también contaban con las simpatías de la Iglesia pues Fernán Gómez de Guzmán no pagaba los diezmos, por este hecho había sido excomulgado dos veces y por extensión todo el pueblo.

“El comendador era un tirano”, así aparece en la obra de Lope y muchos han olvido que es una obra literaria y dan por hecho que es historia. Si nos atenemos a lo que el dicen sus coetáneos sobre el Comendador las cosas eran de otra forma. Alonso de Palencia en su Gesta hispaniensia [1] dice: “… La única queja del vecindario parecía ser el aumento de pechos por causa de las rentas anuales. Y ese fue el pretexto para la conjuración…. Para disculpar de algún modo sus crímenes, acusaron al difunto de torpezas y corrompidas costumbres; pidieron volver al señorío de Córdoba y avisaron al Rey que los habían cometido por no ser más tiempo víctimas de maldades que ningún hombre podría tolerar.” Alonso de Palencia no es el único caso que habla en términos elogiosos del Comendador, Pedro Tafur, autor de un famoso libro de viajes escrito a mediados del siglo XV también se refiere al Comendador de forma laudatoria «noble, culto, instruido y de buen juicio… juzgando con discreción y buena fe acerca de los hombres y de las cosas».

El Comendador pasa a ser villano casi 100 años después de su muerte cuando Francisco de Rades y Andrada escribe una Crónica sobre la Orden de Calatrava en la que se refiera a él en los términos de villano que ahora se le conoce, la explicación que nos da Emilio Cabrera (En torno a una enconada rivalidad por el Maestrazgo de Calatrava durante el siglo XV. Emilio Cabrera Revista de la Facultad de Geografía e Historia, núm. 4, 1989): En la Orden de Calatrava había habido un enfrentamiento por el maestrazgo entre Pedro Girón y Juan Ramírez de Guzmán, padre de nuestro Comendador. Acabo triunfando Girón y Fernán Gómez se convierte en villano, es normal que el triunfador reescriba la historia a su favor. Es en esta Crónica de Rades y Andrada [2]  en la que se basaría Lope de Vega para escribir “Fuente Obejuna” que no olvidemos es una obra literaria, no histórica. La influencia de La Crónica de Rades y Andrada  en la comedia “Fuente Obejuna” es clara: a Fernán Gómez de Guzmán se le presenta como seguidor del bando del Rey de Portugal en contra de los Reyes Católicos, los documentos históricos dicen lo contrario: Fernán Gómez de Guzmán estuvo siempre al lado de los Reyes Católicos y por ello enfrentado al maestre Rodrigo Téllez Girón, partidario del Rey de Portugal, justo al contrario de cómo se cuenta en la Comedia de Lope de Vega. Muerto el Comendador, el Maestre Rodrigo Téllez Girón se hace fervoroso seguidor de los Reyes Católicos. En cualquier caso, no debemos olvidar que la obra de Lope se publica en 1619 (este año es el 400 aniversario), siglo y medio después de la muerte del Comendador.

Para referirme a la comedia de Lope he escrito antes intencionadamente “Fuente Obejuna” y no “Fuenteovejuna”. No es un error, como nos ha demostrado Julio R. Fernández García en el artículo titulado “A PROPÓSITO DE “FVENTE OBEIVNA” DE LOPE DE VEGA” (Revista Literaria y Cultural «Fuenteovejuna». Diciembre 2018), “Fuente Obejuna”, con “b”, era el título de la portada de la edición más antigua que se conserva, para ser exacto el título de esa edición era: “COMEDIA FAMOSA DE FVENTE OBEIVNA”.

En la tradición popular se nos contaba que “El Comendador hacia uso del derecho de pernada”. Recordemos que pernada es la potestad “legal” de pasar la primera noche con la recién casada de sus súbditos. Este “derecho” en esa época, s. XV, en lo que hoy es España formalmente solo era ejercido en algunos condados de Cataluña hasta que fue abolido por Sentencia arbitral de Guadalupe: «ni tampoco puedan [los señores] la primera noche quel payés prende mujer dormir con ella o en señal de senyoria» (Vicens Vives, Jaime, Historia de los Remensas (en el siglo XV). Ed. Vicens Vives, Barcelona. Pág. 342.). Por tanto, el Comendador no tenía ese derecho pues ningún noble de Castilla lo tenía, con ello quiero decir que no existiesen abusos por parte de los señores, seguro que los había.

El último mito al que quiero referirme es “Las aldeas se fundaron huyendo del Comendador”. Este mito en nuestra época diríamos que es una burda leyenda urbana, está documentado que algunas aldeas se fundaron antes de que Fernán Gómez de Guzmán fuese Comendador en Fuente Obejuna (véase, por ejemplo: Fernández Mellado, Alfonso (2017). Historia de la villa de Fuente Obejuna y sus aldeas.). Para explicar la existencia de las aldeas no hay que buscar historias raras (como la de salir huyendo de un déspota), en una época donde el trasporte más sofisticado era el caballo y el carro, lo normal era vivir a muy pocos kilómetros de donde se trabajaba.

En definitiva, mi pueblo tiene una buena historia que es tan histórica como otras tantas. Que se parezca vagamente a la realidad en nuestro caso no es muy importante pues, afortunadamente, no ha servido para crear ningún movimiento de liberación nacional y produjo pocos muertos. No ocurre lo mismo con otras historias que han servido de base para crear mitos que han acabado con enfrentamiento entre pueblos. Por la proximidad en el espacio y en el tiempo tenemos el caso del nacionalismo vasco que generó un terrorismo con casi mil muertos, o como el independentismo catalán donde recientemente se mezclaron urnas con niños, inoculando, a lo mejor sin pretenderlo, el germen del odio cuyas consecuencias quizás veremos en los próximos años (¡esperemos que no!). Las historias sobre las que se sostienen no son mejores que la de nuestro pueblo: En YouTube se puede ver el video de propaganda nacionalista “Historia de los vascos en 10 minutos”, que recuerda las historietas de Asterix y Obelix en su inexpugnable aldea. Uno de los mitos del nacionalismo catalán se parece vagamente al levantamiento de nuestro pueblo: el 7 de junio de 1640 un grupo de segadores inicio una revuelta en Barcelona contra los señores, conocida como el Corpus de Sangre (así lo cuenta el hispanista Henry Kamen en «España y Cataluña: Historia de una pasión»). El mismo hecho casi tres siglos después se presenta como un alzamiento contra la opresión de los Reyes de España. Historias de buenos y malos que se puedan contar en diez minutos o menos (o que quepan en un twist) es un método propaganda que siempre funciona.

No tengo nada contra los vascos ni los catalanes, ni me parece apropiado confundir vascos con nacionalistas, ni catalanes con independentistas, y me parece lícito defender cualquier idea siempre que se haga en el marco de la legalidad constitucional y por tanto se me permita votar si va afectar a mi futuro (por ej.: he contribuido a pagar las pensiones de mis coetáneos en toda España y espero recibir la misma compensación). Me parece rechazable el anticalanismo que a veces observo en algunas personas, actitud que no observo respecto a los vascos, y me alegro. Me gusta que conservemos nuestras costumbres (con algunas excepciones) y las lenguas. De la misma manera que un andaluz no cambia su acento ante catalanohablantes es normal que entre hablantes de catalán usen esta lengua si quieren, y si ante mi presencia deciden expresarse en español lo agradezco. Hace unos días estuve en una ciudad vasca y me emocionó escuchar sus gentes que los primeros sábados del mes se reúnen en una plaza del pueblo para cantar, en vasco naturalmente, canciones tradicionales, otro tanto me ocurre cuando paseo por Cataluña y observo el Mediterráneo, a través del cual se difundió nuestra civilización. También me hace recordar que mucho antes, hace 40000 años, unas decenas de africanos se propagaron por Europa. La mayoría de los europeos actuales somos sus descendientes. Es una pena que no encontremos una buena historia (y tenemos muchísimas: nuestros antecesores inventaron la civilización Occidental) que nos una no solo a españoles sino a los europeos y podamos hacer frente a los grandes retos que estamos viviendo y que están dilucidando estadounidenses y asiáticos. No deberíamos olvidar en esa historia a la nueva oleada de nuestros antepasados africanos que ahora llegan en pateras.

En el caso de mi pueblo no estaría de más recuperar nuestra verdadera historia, tenemos a Mellaría que es una desconocida y los asentamientos calcolíticos de gentes que aquí vivieron hace miles de años, cuyo estudio deberíamos abordar por medios arqueológicos y no como invenciones especulativas. También deberíamos indagar, de nuevo con métodos arqueológicos, los restos árabes que he podido comprobar en los alrededores de nuestro pueblo. Todo ello por saber más y no por la búsqueda de identidades pasadas, al fin y al cabo, todos hemos nacido en un sitio por azar y eso no es ningún mérito ni nos debe conferir ningún privilegio. Naturalmente tenemos el deber de mejorar el lugar en el que vivimos y muchos amamos el pueblo en el que nacimos y por eso apreciamos el pasado, pero ante todo miramos al futuro.

[1] Crónica de Enrique IV / escrita en latín por Alonso de Palencia ; traducción castellana por A. Paz y Melia (1904-1908).Disponible en  http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/consulta/registro.cmd?id=3711

[2] Chronica de las tres Ordenes de Cavalleria de Sanctiago, Calatrava y Alcantara : en la qual se trata de su origen y sucesso, y notables hechos en armas de los Maestres y Cavalleros en ellas y de muchos Señores de Titulo y otros Nobles que descienden de los Maestres y de muchos otros Linages de España / compuesto por Fray Francisco Rades de Andrada … de la Orden de Calatrava. 1572. Disponible en https://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/consulta/registro.cmd?id=6010

 

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