EUREKA EL SUEÑO DE ALAN TURING

En EUREKA hemos dedicado un programa a Alan Turing, que puede escucharlo pusando AQUÍ.  Incluye un cuento  ”La restauradora de recuerdos ” que es una adaptación del que ya publicamos en NAUKAS,

En los primeros años de la Segunda Guerra Mundial los submarinos alemanes eran la pesadilla de los convoyes de barcos que surcaban el Atlántico Norte en desde EE UU a Gran Bretaña. La localización y destrucción de estos submarinos se había convertido en una prioridad de Churchill. Para ello era imprescindible romper el endiablado cifrado que empleaba la maquina ENIGMA con la que se comunicaban los submarinos alemanes. Los británicos reunieron a algunas de las mentes más brillantes de la época en Bletchley Park, una mansión reconvertida en instalación de espionaje. Entre ellos ocupaba un lugar destacado un huraño matemático llamado Alan Turing. Finalmente, estos matemáticos y la ciclópea meticulosidad de una legión de mujeres consiguieron romper el código y acabar con los submarinos alemanes acelerando el fin de la guerra. Esta epopeya es narrada en la película Juegos de imitación, haciendo uso de recursos cinematográficos que a veces no son fieles a la Historia.
Estas extraordinarias contribuciones de Alan Turing no le salvaron de la sociedad opresiva en la que vivió. La policía le detuvo en 1952 en un suceso relacionado con su homosexualidad. Fue sentenciado por “atentado contra la moral pública”. A Turing se le puso en el dilema de elegir entre la cárcel o la castración química, con inyecciones de estrógeno. Eligio esta última opción. Dos años después de la condena, en 1954, el matemático fue hallado muerto junto a una manzana mordisqueada y embebida en cianuro. Alguna leyenda urbana dice que el símbolo de Apple, y el propio nombre, es un homenaje a Turing.
Gran parte de los trabajos de Alan Turing relativos a la decodificación de códigos permanecieron clasificados durante años, pero sus trabajos van mucho más allá que el análisis criptográfico. A su muerte legó varios de sus manuscritos a su amigo y también matemático Robin Gandy, que a su vez los donó a los archivos del King’s College de la Universidad de Cambridge. Pero Gandy conservó uno de ellos que contenía sus reflexiones más abstractas. Tras su muerte el manuscrito fue subastado alcanzando un precio de más de 1 millón de dólares.

El cuento “La restauradora de recuerdos” (escuchelo antes de leer lo que sigue) es un homenaje a Alan Turing y a las mujeres de Bletchley Park cuyo esfuerzo permitió descifrar las comunicaciones de los alemanes, y por extensión a aquellas mujeres que de forma anónima y menos legendaria realizan trabajos fundamentales para nuestra sociedad.

Este cuento contiene una estrecha conexión con una fascinante conversación que tiene lugar al final de la película Emitation games (Juegos de imitación) entre Turing y el policía le detuvo. Turing le explica su trabajo sobre la posibilidad de que las maquinas lleguen a pensar, el policía le plantea Turing una inquietante pregunta ¿Cómo se sabría que es pensamiento real y no solo una cuidadosa imitación de la mente humana?

Está claro que el guionista para esta conversación imaginaria se inspiró en un artículo de Turing publicado en 1950 en la revista de orientación filosófica Mind, basado en una conferencia que había impartido tres años antes. Lo encabezaba un epígrafe con el título “El juego de la imitación”, que decía: Propongo que se considere la siguiente cuestión: “¿Las máquinas pueden pensar?”. Para ello, lo primero sería dar definiciones del significado de los términos “máquina” y “pensar”. Estas definiciones pueden plantearse de manera que queden lo más alejado posible del uso habitual, pero esta actitud es peligrosa. Si los significados de las palabras “máquina” y “pensar” se obtienen del uso común, es difícil escapar de la conclusión de que el significado y la respuesta a la pregunta “¿las máquinas pueden pensar?” tendrá que ser rastreada en una encuesta estadística del tipo “sondeo de Gallup”. Pero esto es absurdo. Entonces, en vez de intentar dar ninguna definición, deberíamos quizá cambiar la pregunta por otra, que esté muy relacionada y que esté expresada en palabras relativamente precisas.
Tras esta introducción propone el método alternativo para averiguar si una máquina realmente es consciente, es lo que él llama el Juego de la imitación (del que toma la película su título) y que hoy conocemos como test de Turing. El test en su forma más simple dice que si Ud mantuviese una conversación, a través de un teclado, con una máquina (sin que Ud supiese que lo es) y recibiese unas respuestas que no le hiciesen sospecha que está hablando con una maquina es que la maquina realmente es consciente. Continuamente se están proponiendo formas más sofisticadas del test de Turing. De hecho, cuando rellena un CAPTCHA —esas palabras casi ilegibles que tiene que trascribir cuando se da de alta en alguna red social— es cierto sentido es sometido a un test de Turing para saber que quien rellena la suscripción es una persona y no una máquina. Los programadores pretenden evitar que puedan crearse falsas cuentas de forma automática. Cada vez es más difícil camuflar estos textos, las maquinas imitan cada vez mejor la mente humana. Significa que ¿estamos cerca de alcanzar verdadera conciencia? El asunto es fuertemente controvertido. El legado de Turing continúa dando frutos más de 60 años después de su fallecimiento. Si quiere saber mas probablemente sobre Turing le interesará el librito Rompiendo códigos: vida y legado de Turing de Manuel de León y Ágata Timón.
En el cuento Human Brain X acaba superando el test de Turing: Ada, la protagonista entra en una comunicación emocional con Nicolas, es incapaz de saber si Nicolas ha sido creado por un programa que imita la conciencia humana o es una verdadera conciencia. Acaba convencida que Nicolas es real
En el cuento se habla de un proyecto el “Human memory files”. Aunque como tal no existe, está inspirado en dos proyectos en curso: uno europeo, el Human Brain Project, y otro de EEUU, conocido como la BRAIN Iniciative. El europeo está promovido por H. Markram, un proyecto de miles de millones de euros, la mayoría provenientes de la Unión Europea, que pretende construir un superordenador que imite los procesos físicos que ocurren en el cerebro, muchos consideran que es un dispendio basado en unas expectativas poco realistas. Markram al que cito expresamente en el cuento, está siendo muy criticado, a veces de forma despiadada. Puede comprobarlo escribiendo en youtube: Neuroscience Laboratory Manager talks about the Human Brain Project, y se sorprenderá cuando vea como se utiliza una entrevista del programa de Luis Quintero “Ratones Coloraos” contra Markram. Entenderá que la sonrisa de Markram al final del cuento estaría más que justificada.
Algunas de las fechas usadas en el cuento son las que algunos futurólogos dan como referencias, pero ¿cómo será la realidad? ¿Llegará un computador a tener verdadera conciencia? Nadie lo sabe.

 

guillermo
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