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Guillermo Redondo
Blog para la asignatura "Tecnologías de la Información para la Empresa"
 

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La vida de Stephen Hawking gracias a la Tecnología

Stephen Hawking, el científico más famoso del mundo se pasó casi toda su vida sentado junto a sensores y microprocesadores que le permitían hablar, relacionarse, escribir y hasta dar charlas con su sintetizador de voz.

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Stephen Hawking el día de su boda (1985)

Cuando tenía 22 años, a Hawking le diagnosticaron una esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que poco a poco le fue deteriorando, su cuerpo se fue apagando cada vez más, pasando la mayor parte de su vida en una silla de ruedas. Mientras, su mente seguía funcionando a pleno rendimiento y gracias a la tecnología, Hawking ha podido compartir con todos nosotros sus conocimientos y sus predicciones.

Su silla de ruedas era a la vez un ordenador con el que se comunicaba y cuya tecnología tuvo que evolucionar conforme su enfermedad progresaba. Según su autobiografía ‘Breve historia de mi vida’, su primera silla fue manual y comenzó a usarla alrededor de 1970. Cuatro años más tarde probó una eléctrica, pero el interés del dispositivo no estaba en el motor, sino en la tecnología que le permitía hablar y escribir.

Durante un tiempo su única forma de comunicarse era deletreando palabras letra a letra, levantando las cejas cuando alguien señalaba la letra correcta en una tarjeta, era bastante difícil para él mantener una conversación así, como él mismo contaba en su biografía.

“Equalizer”

Fue entonces cuando uno de los médicos de Hawking contactó con la empresa californiana Words Plus, cuyo programa “Equalizer” permitía seleccionar palabras en un ordenador mediante un interruptor accionado por la mano. La primera versión de “Equalizer” funcionaba en un Apple II conectado a un sintetizador de voz de la desaparecida empresa Speech Plus. El sistema fue adaptado por David Mason, ingeniero y marido de una de las enfermeras de Hawking, para que fuera portátil y se pudiera montar en uno de los brazos de la silla.

En 1997, Hawking conoció al cofundador de Intel, Gordon Moore y al ver que la silla utilizaba un procesador AMD, le preguntó si quería “un ordenador de verdad”. Desde aquel día la empresa ofreció su tecnología para ayudar al físico a comunicarse, en una relación que duró hasta el día de su muerte.

Un sólo músculo

Las capacidades motoras de Hawking continuaban degenerando y en 2008 ya era incapaz de utilizar el pulsador. Uno de sus estudiantes, ideó un pequeño sensor que, colocado en las gafas, detectaba con luz infrarroja los pequeños movimientos voluntarios de la mejilla. Desde entonces, Hawking ha enviado mails, navegado por internet, dado charlas, escrito libros y hablado usando tan solo un músculo.

Hawking era capaz de comunicar con su pulsador unas quince palabras por minuto, pero conforme su enfermedad avanzaba esta velocidad cayó en picado: “Puedo conseguir tres palabras por minuto”, asegura en su autobiografía, publicada en 2013. ”Un poco lento, pero yo también pienso despacio”.

Sistema predictivo de palabras

En 2011 pidió ayuda a Intel, y Moore reunió a un grupo de expertos, gracias al equipo de Intel se puso a trabajar para sustituir el arcaico sistema por algo más acorde al siglo XXI. No iba a ser tan fácil ya que el seguimiento de mirada no funcionaba por la inclinación de sus párpados, mientras que el control mediante encefalograma no obtenía señales lo suficientemente fuertes.

Los pequeños cambios implementados no fueron del gusto de Hawking ya que le costaba adaptarse a algo demasiado nuevo. El éxito iba a venir de la mano de un sistema predictivo que ahorraría al investigador la necesidad de tener que escribir cada palabra y adivinaría sus intenciones, tal y como hacen los móviles.

Tras años de trabajo y la colaboración de la empresa de predicción de textos Swift Key, Hawking pudo estrenar su nueva ‘silla’ en 2014.

La voz artificial (Speech Plus)

De toda la tecnología que lo conectaba con el mundo, el sintetizador de voz es el que pasará a la historia. El siglo XXI trajo consigo a Siri y demostró que las máquinas pueden hablar con una voz cada vez más natural, pero el científico nunca renunció a su viejo Speech Plus.

“La voz de una persona es muy importante. Si arrastras las palabras, la gente tiende a tratarte como si tuvieras una deficiencia mental. Este sintetizador era, de lejos, el mejor que había oído, porque varía la entonación y no habla como uno de los Daleks de Doctor Who”, escribe en su biografía.

Pero a Speech Plus no le fueron bien las cosas, él aseguraba: “Su programa de voz se ha perdido. Ahora tengo los tres sintetizadores que quedan. Son aparatosos, gastan mucha energía y contienen chips que están obsoletos y no se pueden sustituir. No obstante, a estas alturas ya me identifico con la voz que se ha convertido en marca de la casa, así que no voy a cambiarla por otra que suene más natural, a menos que se estropeen los tres sintetizadores”.

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Stephen Hawking (2015)

gredondo
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