En los últimos días han aparecido dos noticias sobre la jubilación en El Mundo relacionadas con sendos estudios de carácter científico. Por un lado, aparentemente “los jubilados que siguen trabajando tienen mejor salud”, pero, también aparentemente, “si se jubila antes de los 55 años, rejuvenecerá”. Obviamente, los lectores de menos de 55 años que lean ambas noticias tienen un claro dilema: si quieren que su salud mejore, ¿deberían seguir trabajando o deberían jubilarse?
La respuesta requeriría analizar con detalle ambos estudios, alguno de los cuales (o ambos) puede estar viciado por un cierto sesgo de endogeneidad, que en este caso tendría la forma de causalidad inversa. En concreto, en el primer estudio es posible que la salud de los jubilados que siguen trabajando a tiempo parcial no mejore en realidad, sino que sean los jubilados que gozan de mejor salud los que decidan seguir trabajando; en el segundo estudio, por su parte, es posible que sean únicamente las personas con mejor salud las que decidan jubilarse antes de los 55 años, precisamente para disfrutar más intensamente de su jubilación. A falta de más datos acerca de cómo se han realizado ambos estudios no es posible identificar dónde está el sesgo (o los sesgos), pero el ejemplo pone de manifiesto que la endogeneidad puede anular por completo la validez de una conclusión.
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