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Esconda ese periódico que no puedo ver

Traducción: ROCÍO SÁNCHEZ LAJARÍN

(François Renaville (2011): “Cachez ce journal que je ne saurais voir”. BIBLIOTH|E|THIQUE)

 

El municipio londinense de Newham es uno de los más variados en el plano étnico. Se hablan cerca de 150 lenguas diferentes y para muchos de sus residentes el inglés solo es su segunda lengua.

Desde hace años, las bibliotecas públicas ponen a disposición de sus usuarios periódicos en una gran variedad de lenguas.

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*En la imagen aparece el logotipo de Newham.

 

Por lo visto, esta diversidad no complace a todo el mundo: los responsables han decidido recientemente retirar los periódicos que no estuvieran en inglés. ¿Los motivos? El hecho de no dominar el inglés con suficiente soltura es una desventaja en la búsqueda de empleo y los periódicos en lenguas extranjeras no favorecen la integración y la cohesión de la comunidad. El alcalde Robin Wales (laborista) considera incluso que retirar los periódicos «fomenta que los ciudadanos hablen y aprendan inglés». Por supuesto, el haber suprimido tantas suscripciones a ejemplares en urdú, hindi o bengalí permitirá reducir gastos, un hecho que quizá no está mal visto en una época en la que numerosas bibliotecas públicas británicas se ven amenazadas [en francés] (reducción de prestaciones económicas, gestión deficiente, etc.). Esperemos que al menos el dinero que se ha ahorrado pueda reinvertirse en proyectos que sirvan para mejorar el dominio del inglés de todos estos alófonos.

Diferente país, misma actitud. En Steenokkerzeel, una comuna del Brabante flamenco (Bélgica), algunos cargos locales se ofendieron con la propuesta de la biblioteca local, que ofrecía periódicos en francés.

El consejero independentista Ronald Verslyppe lo consideró una forma de política lingüística [en francés] (verdoken vorm van faciliteiten). No comprende que los periódicos belgas francófonos que siguen una línea editorial antiflamenca (die anti-Vlaams gericht zijn) puedan considerarse herramientas educativas en una comunidad flamenca rural como Steenokkerzeel. Kurt Ryon, del partido nacionalista flamenco NVA (Nueva Alianza Flamenca), está de acuerdo y precisa que preferiría que el dinero destinado a la prensa francófona se destinase a libros neerlandeses o francófonos que tengan un interés educativo para los estudiantes. Además, añade que los lectores que realmente quieran leer un periódico francófono pueden hacerlo en internet. En su opinión, se trata de un gasto inútil (zinloze uitgave) que no favorece la integración. Karel Goderis, del partido independentista flamenco Vlaams Belang (Interés Flamenco), señala que no ve ningún problema en que la biblioteca ofrezca prensa internacional (francófona) de calidad.

Erwin Verhaeren, consejero municipal de cultura y representante del partido liberal-conservador CD&V (Cristiano Demócrata y Flamenco), no comprende el porqué de tanta agitación y considera que la elección de la prensa que ofrece la biblioteca es responsabilidad de la institución. Erwin Verhaeren se enfrenta al pensamiento unidimensional; a su parecer, el plurilingüismo sigue siendo una baza importante para los flamencos y no una desventaja ni una deshonra.

Reducción de gastos (inútiles) y voluntad de integración ¿Qué haríamos sin estos principios tan nobles? Los mismos argumentos comodín de siempre. Tanto en el caso inglés como en el flamenco, la posición de los bibliotecarios no está definida. Tanto si desean ceñirse mejor a las necesidades y expectativas de sus lectores, como si asumen que la prensa «extranjera» en cuestión cuenta con un público lector, lo que puede justificar su adquisición, los bibliotecarios no disponen de las armas necesarias para hacer frente a  presiones políticas como las que acabamos de exponer. La posición del consejero municipal del CD&V es valiente, una actitud para nada presente en el bando de los intereses francófonos… Si ya se ha suprimido la prensa en lenguas extranjeras, ¿qué será lo siguiente?

Siguiendo la línea de «menos franceses, más neerlandeses», no olvidemos que hace más de diez años (en 2002), la región flamenca aplicó un nuevo decreto que afectaba a las bibliotecas. Esta medida no pasó desapercibida en las comunas con facilidades lingüísticas: prestaciones económicas frente a cuotas lingüísticas (75 % de libros en neerlandés frente a un 25 % en otras lenguas, incluido el francés). De las seis comunas con facilidades de la región de Bruselas, solo la comuna de Wemmel aceptó el acuerdo, al menos oficialmente, porque en realidad los libros en francés se ocultan en los estantes, invisibles a los usuarios pero accesibles bajo demanda. El objetivo es dar la impresión de que se respeta la cuota oficial. En el caso de Wemmel, con un 70 % de francófonos y un 30 % de neerlandeses entre sus usuarios, una cuota lingüística inversa me deja, como poco, dubitativo. No obstante, en la comuna de Linkebeek se decidió mantener un equilibrio al 50% en el caso de libros en francés y en neerlandés.

Vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=62DqhSU4XPM&feature=youtu.be

 

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