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La encuadernación en la biblioteca del INHA

Traducción: INMACULADA MORALES LUCAS (2016)

(Lucie Fléjou y Marion Guillen (2016) “La reliure à la bibliothèque de l’INHA“. Bibliothèque de l’INHA)

 

Con el fin de preparar las colecciones que estarán disponibles en acceso libre en la futura biblioteca, se llevó a cabo un considerable trabajo de encuadernación en la biblioteca del Instituto Nacional de Historia del Arte de Francia (INHA). En total, se manipularon más de 110 000 documentos entre 2004 y 2015.

En 2016, se ha decidido hacer una pausa en esta tarea para organizar mejor el traslado de dichas colecciones. Ahora es el momento de reflexionar sobre esta empresa que ha movilizado durante más de diez años a casi cuarenta estudiantes monitores en la biblioteca, encargados de ocuparse de los montones listos para ser encuadernados.

Pero, ¿en qué consiste exactamente la encuadernación? ¿Cómo y por qué se hace esto con los libros de la biblioteca?

¿Por qué encuadernar libros recientes?

A día de hoy, la mayoría de los libros que se venden en las tiendas están encuadernados. Provistos de una cubierta flexible termoadherida, constituyen el cuerpo de la obra, es decir, un conjunto de hojas unidas.

Hay dos casos: los libros menos valiosos (por ejemplo las colecciones de bolsillo) están hechos de hojas simples cortadas y pegadas; las páginas se mantienen unidas gracias a la cola aplicada en el lomo del libro. Estos son los libros que corren mayor riesgo de deteriorarse en poco tiempo si se manipulan repetidamente.

El segundo caso es el de las obras formadas por cuadernillos. Generalmente, un cuadernillo corresponde a ocho páginas del libro; es decir, cuatro hojas dobladas por la mitad y unidas. Los cuadernillos se pegan entre sí y también al lomo del libro. Este tipo de unión garantiza un resultado más sólido.

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Libros encuadernados en cuadernillos, biblioteca del INHA, febrero de 2016. Fotografía del INHA.

No obstante, sea cual sea el tipo de encuadernación, las continuas manipulaciones, las fotocopias y todas las torturas que las obras deben soportar por parte de sus lectores conducen irremediablemente a su deterioro: los bordes de la tapa tienden a desgastarse; se desprende una página, luego dos; el lomo, arrugado, empieza a leerse cada vez con más dificultad, se rasga, comienza a despegarse… Es el principio del fin, no sólo para el libro, sino también para todos los lectores que a la larga ya no podrán consultarlo.

Ahora bien, la biblioteca del INHA es una biblioteca de investigación, pero también de conservación: todas las publicaciones que conseguimos en este lugar son referencias científicas difícilmente reemplazables; por lo tanto, es fundamental prevenir su deterioro. Esto es especialmente cierto en un contexto de acceso libre, en el que se espera que los libros puedan ser consultados de manera habitual. El objetivo de la encuadernación es garantizar que los libros se mantengan en buenas condiciones durante más tiempo para un público más numeroso.

No hay que olvidarse tampoco de las revistas y periódicos. La encuadernación sistemática de volúmenes de revistas garantiza su conservación. De hecho, es considerable el riesgo de que fascículos aislados (ligeros, frágiles y a veces fijados simplemente por un par de grapas) se pierdan o se estropeen si no se les trata rápidamente.

Otros libros, como grandes catálogos de exposiciones u obras de investigación anglosajonas, se venden ya encuadernadas por los editores. Algunos de ellos llevan una sobrecubierta de papel. En ese caso, basta con colocar una cubierta de plástico transparente, que protege el conjunto y reduce el riesgo de perder o romper la sobrecubierta.

¿En qué consiste la encuadernación exactamente?

Aquí no hablamos de las encuadernaciones de los libros antiguos de la biblioteca, sino de la encuadernación corriente, conocida como encuadernación mecánica, que se aplica a los libros publicados a partir de los años 50 aproximadamente. Este tipo de encuadernación fue desarrollada en Francia por su Biblioteca Nacional, referencia imprescindible en materia de conservación y cuyos procedimientos seguimos. En el Instituto Nacional de Historia del Arte de Francia, las encuadernaciones de los libros no se realizan en la biblioteca, sino en el seno de empresas externas especializadas. La última empresa de encuadernación mecánica  a la que recurrió el INHA hasta finales de 2015 fue Rénov’livres, afincada en Ludres, cerca de Nancy.

La encuadernación se lleva a cabo en varias etapas. En primer lugar, las páginas se deben fijar sólidamente entre ellas. Tras retirar la tapa (desencuadernación), se pueden emplear diferentes técnicas. Con respecto a los libros formados por cuadernillos, estos últimos se cosen entre sí y se unen con unas cabezadas que atraviesan el lomo. En lo referente a los libros compuestos por hojas cortadas y pegadas, es posible reconstruir artificialmente cuadernillos mediante cosido: las hojas se juntan cosiendo con puntadas el borde de las páginas. Inmediatamente, estos cuadernillos artificiales se cosen y son provistos de cabezadas. Sin embargo, la mayor parte de estos libros están simplemente encolados mediante la técnica de la encuadernación en abanico doble. De este modo, se emplea un tipo de cola que garantice una buena resistencia al tiempo. El conjunto se refuerza poniendo una muselina a la altura del lomo del volumen.

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Preparación del cuerpo de la obra de un libro formado por cuadernillos, encuadernado mediante cosido sobre cabezadas, 2016. Fotografía de Rénov’livres.

A continuación, se hace la tapa de cartón rígido. Dependiendo del caso, dicha tapa se recubrirá con una tela de un solo color (la denominada encuadernación muda), siendo la cubierta y la cubierta trasera originales envueltas por solapas al principio y al final del libro. Otra opción es volver a poner sobre el encuadernado la cubierta original (llamada encuadernación parlante). La tela de color empleada en la tapa, conocida como tela tarlatana, se recubre y se trata de manera que pueda resistir a los agentes exteriores (luz, humedad, microorganismos, etc.).

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Preparación de la cubierta de un libro en el taller de Rénov’livres, julio de 2013. Fotografía del INHA.

El objetivo de la encuadernación es el de conservar íntegros los libros al mismo tiempo que se respeta su formato, contenido y color originales. Por lo tanto, hay que elegir el tipo de encuadernación, de tela y de color teniendo en cuenta estos criterios. Excepto en el caso de las revistas, la elección de los colores es libre: ante todo se vela por que la nueva encuadernación mantenga la identidad visual del original. Aunque es interesante conocer las elecciones de los editores, a menudo imaginativas cuando se trata de libros de historia del arte, a veces parecen difíciles de integrar dentro de la taxonomía que sigue la biblioteca del INHA. Pero eso no impide utilizar los colores vivos que alegran el depósito de la biblioteca.

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Ejemplos de encuadernaciones mudas, biblioteca del INHA, febrero de 2016. Fotografía del INHA.

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Ejemplos de encuadernaciones parlantes, biblioteca del INHA, febrero de 2016. Fotografía del INHA.

Por último, se introduce sistemáticamente en el interior del libro una banda magnética antirrobo y se encola el conjunto. Los bordes de la muselina y/o las cabezadas que sostienen los cuadernillos se pegan al dorso de la tapa de cartón y luego se recubren con las guardas. De este modo, el libro es un todo sólido y unido, lo que permite una amplia apertura y una manipulación fácil.

La tarea de encuadernación en la biblioteca del INHA

Desde 2004, la biblioteca se ha beneficiado de créditos específicos para preparar el futuro acceso libre, eje principal del proyecto de la nueva biblioteca. Un total de 110 000 documentos han sido tratados de entre los    265 000 que llenarán a largo plazo las estanterías del depósito central y de la sala Labrouste de la Biblioteca Nacional de Francia.

Durante más de diez años, cada dos semanas aproximadamente, varios cientos de libros, que a veces sumaban en total más de una tonelada, han atravesado las instalaciones de la Biblioteca Richelieu, también conocida como cuadrilátero Richelieu. Algunos quizás se acuerden de los molestos carritos que ensordecían a los transeúntes al atravesar la calle Vivienne entre 2010 y 2013.

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Preparación de los cartones de los libros encuadernados destinados a la biblioteca del INHA en el taller de Rénov’livres, julio de 2013. Fotografía del INHA.

Confiado al servicio del patrimonio de la biblioteca, este considerable trabajo no se habría podido realizar sin los equipos de estudiantes monitores que se han ido sucediendo de 2004 a 2015. Los monitores prepararon y se ocuparon de los montones de encuadernaciones. De acuerdo a un calendario previamente fijado, creaban las listas de libros que se debían encuadernar y elegían para cada documento el tratamiento así como el rótulo que había que inscribir en el lomo del libro.

Es a partir de 2006 cuando verdaderamente la encuadernación de las obras se organiza en dos itinerarios distintos:

  • por un lado, el de las adquisiciones corrientes en las que los libros destinados al acceso libre pasaban por la etapa de encuadernación antes de estar disponibles para el público;
  • por otro, el de trabajo de selección, a partir de listas de selección para el futuro acceso libre elaboradas por los equipos de la biblioteca entre el conjunto de colecciones.

Además, también se han encuadernado libros que se detectaron en mal estado en el momento de la distribución al público.

Los monitores también se debían encargar de cambiar los estados de los libros en el sistema informático de la biblioteca: cuando el estado indicaba “en encuadernación” se bloqueaban las peticiones de comunicación.

Finalmente, cuando los libros estaban de vuelta, el equipo verificaba que todos ellos estuvieran bien presentados y que hubieran recibido el tratamiento requerido. El estado informático se cambiaba en ese momento a “disponible” y el libro volvía al depósito, a veces tras una última etapa en la que se le ponía una etiqueta indicando la signatura.

Esta labor realiza una pausa en 2016. Ahora es el momento de dar las gracias a todos aquellos que han colaborado desde hace más de diez años, especialmente a los encuadernadores y a los estudiantes monitores, y de pedirles a ustedes, los lectores, que cuiden las obras que elijan, por el bien del futuro acceso libre de la biblioteca.

 

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