La memoria falla… ¿cómo solucionarlo?

La mayoría de las ocasiones nos fastidia, sobre todo durante los exámenes, cuando no recordamos todo cuánto nos gustaría de lo que hemos leído o hemos escuchado en las clases. El motivo fundamental es, cómo hemos visto, la forma en que hemos obtenido esta información:

Para recordar hay que "decir" y "hacer"

Para recordar hay que “decir” y “hacer”

Por este motivo es por el que debemos introducir la simulación, la práctica y la reflexión en nuestras clases.

En vista de lo cual: Yo os propongo que cuando tratemos de explicar la energía solar y su utilización como energía renovable hagamos la siguiente dinámica:

La experiencia consiste en primero mandar a nuestros alumnos realizar una búsqueda en Internet de los potenciales usos de la energía solar. Con esta información, que habrán tenido que buscar los alumnos, haremos un debate, que implica obviamente su verbalización, sobre la mejor forma de medir la energía solar y, a continuación, propondremos crear varios calorímetros solares rudimentarios para verificarlo.

Materiales para un calorimetro solar artesano

Materiales para un calorimetro solar artesano

Procedimiento de elaboración

Primero se busca una botella de plástico fino (cuarto de litro de capacidad y prismática si es posible), y se pinta de negro por tres caras, dejando perfectamente limpia y transparente aquella por la que ha de entrar la luz.

Luego se construye la caja aislante, de dimensiones adecuadas para que la botella quepa justa en su interior. Se puede hacer de corcho blanco obtenido de trozos de embalaje usado, recortándola con un simple cuchillo, luego se pega con cola de carpintero. Una de las caras de la caja debe tener una ventanilla rectangular, de dimensiones ligeramente inferiores a las de la botella para que entre la luz solar.

El soporte se hace con un alambre fuerte, doblándolo con los alicates hasta conseguir un trípode capaz de sostener inclinada la caja, de tal forma que la cara con la ventanilla quede enfocada perpendicularmente al Sol.

El resultado ha de quedar asi:

calorimetro al sol

Si la precisión de los recortes no es la adecuada, se puede poner una cartulina recia blanca.

 

A continuación se coloca cada calorímetro en un punto que reciba la luz directa del sol. Se mide con una probeta un volumen de agua, preferentemente destilada, se mide su temperatura y se introduce en cada botella.

Ya estamos listos para realizar esta práctica durante un tiempo, pero hemos de estar atentos a nuestros alumnos pues es necesario reajustar la orientación cada 5 minutos para que sea la óptima. Pasados unos quince minutos se observa cuántos grados ha subido el agua del calorímetro (para determinar así la energía solar recibida, que se determinará utilizando las expresiones habituales).

Una vez determinado, se pide a nuestros alumnos que traigan varios recibos de la luz para analizarlos y poder hallar las necesidades promedio de una persona y con estos datos y los obtenidos en clase se estima, teniendo en cuenta la eficiencia de los colectores solares, cuánta superficie de paneles se necesitaría para satisfacer estas necesidades.

De esta manera, habremos logrado que los alumnos no sólo vean los conocimientos, sino que vean su utilidad y que lo hagan ellos mismos, lo que facilitará que estos conocimientos no se olviden tan fácilmente.

sol sonriente

Misión Cumplida

 

davidrodriguez

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