Universidad y Ciudad, ayer como hoy, se relacionan y coexisten en un marco espacial del que depende el desarrollo de ambas. No obstante, a pesar de la evidencia, hubo ocasiones en que la interdependencia no posibilitó la colaboración o no se entendió como tal. Sirva como ejemplo el siguiente episodio transcurrido en las primeras décadas del siglo XVIII, a propósito de la financiación de unas enseñanzas en las que estaba interesada la Universidad: En informe aprobado por el claustro pleno de 30 de junio de 1719, dirigido al Rey, la Universidad de Salamanca comunicaba diversos medios de reforma “para la correcta regencia de las cátedras del Estudio”. Entre estas reformas, se proponía la contratación de un herbolario “experto” que ayudase al catedrático de Simples en sus explicaciones sobre las plantas medicinales, cuyo salario podría ser sufragado a través de los impuestos municipales:
«Esta Ciudad es notoriamente utilizada en que aya en ella tantos y tan grandes maestros de la facultad de Medicina sin costarle cosa alguna, lo que apenas sucede en otra ciudad de los dominios de España, pues en las más o en todas tienen consignados gruessos partidos. Parece no fuera mucho para estos gastos que se acrecen contribuyessen con 300 ducados sacados del importe de sus arbitrios, a que también contribuye la Escuela por lo que consume, pudiendo con seguridad dezirse hará las dos partes de la población que oy tiene. La Universidad, con el baxío que han dado sus rentas y los muchos gastos que sobre las ordinarias pensiones se le originan continuamente, no sólo se halla impossibilitada de poder suplirlo, sino que está empeñada; y así, propone a V. A. este medio como en último subsidio y destituida de otro». (Libros de Claustros, AUS 186, memorial cosido, pág. 31).
Una carta orden de 27 de febrero de 1726 desestimaba la propuesta, “en suposición de no deberse grabar los arbitrios de esta Ziudad ni estimarse combeniente”, y pedía a la institución alternativas para la financiación planteada. Estas no se encontraron y la Universidad renunció, finalmente, a la contratación y a las enseñanzas prácticas.
Arca “vacía” de caudales (siglo XVI). Escuelas Menores. Museo de la Universidad de Salamanca
