¿Y esto qué es?

Foto promocional del Iliad

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Publica hoy el diario El Pais que más de la mitad de los españoles no sabe qué es un libro electrónico. Y es normal. Nada se ha hecho para que esta situación cambie. Durante mucho tiempo lleva firmándose el epitafio del libro en papel y éste sigue sin fallecer. El libro en papel existió, existe y existirá. Esto no significa que no esté dando una oportunidad a los nuevos formatos de lectura. Sólo afirmo que la transición no se está haciendo de la forma adecuada y esto alargará el proceso. El libro electrónico hoy en día es excesivamente caro y la oferta editorial aún no se ha adaptado convenientemente. Apenas una colección de obras en acceso libre y algunas novedades cuya edición deja mucho que desear.

Y luego está la piratería. En la mayoría de páginas web que proporcionan enlaces a programas de P2P o descarga directa ya hay un apartado exclusivo para los titulos digitalizados. Son malos escaneos de obras, pero que sin embargo, son perfectamente legibles, satisfacen la necesidad de lectura y la experiencia no es en ningún modo decepcionante.

Nuestras conexiones de banda ancha aún distan de ser eficientes para la trasferencia de grandes archivos, como pueden ser las películas en MPG2 o incluso en alta definición. Si se tiene suerte, para ver una película en una buena calidad necesitaremos de más de tres horas para conseguir un archivo y luego visionarlo. Y esto si todo va como la seda, si no es posible que hasta tardemos más de un día, sin contar con el malgasto de energía que supone tener dos computadoras conectadas a una red tan solo para descargar archivos. Un libro por contra supone apenas unos minutos de descarga para proporcionar horas de enriquecedora cultura.

Hábitos de lectura aparte, la descarga de e-books de Internet es una actividad satisfactoria, tarda poco, es efectiva, respetuosa con el medio ambiente y proporciona grandes tiempos de satisfacción. Por lo tanto, es difícil condenar la transmisión de archivos desde este punto de vista. Tan solo lo es si lo miramos desde la perspectiva de los derechos de autor, de la ubícua Propiedad Intelectual.

La “piratería” ha hecho que la industria musical haya tenido que buscar nuevas formas de comercialización de sus productos. Streaming de pago y con publicidad, venta de canciones una por una en tiendas on-line como itunes store… es decir, aunque aún les queda un largo trayecto por recorrer, han comenzado esa transición a nuevas formas de mercado. Sin embargo, la industria editorial aún debe realizar ese camino, y esto es lo que impide que las propias editoriales promocionen la lectura con nuevos medios como los libros electrónicos.

Lo que antes no era nada más que un rasguño, las fotocopias, ahora va a ser una enorme herida sangrante. Antes no era cómodo y sólo los más atrevidos conseguían terminar una obra leyendo en pantallas retroiluminadas. Sin embargo, cuando llegue la masificación de la tinta y el papel electrónicos (ahora el iliad vale cerca de 600€), será tan facil leer en estos dispostivos que en el propio papel. Y es cuando comenzará a fraguarse la crisis de la industria editorial tal y como la conocemos.

Ellos mismos han creado las condiciones que van a desembocar en la crisis. En primer lugar, han saturado el mercado de novedades con libros de escaso nivel literario, meras obras entretenidas cuyo fin termina precisamente con la lectura. No son meritorias de ocupar estanterías. En segundo lugar, las ediciones se han ido abaratando hasta el punto de que sólo unos cuantos libros privilegiados poseen ediciones cuya contemplación merezca ya de por sí el desembolso económico. Los ensayos ya no se distribuyen y por lo tanto ni se editan, ni reeditan, ni compran. Tan solo algunos de autores mediáticos, que en ocasiones hasta han comprado sus títulos universitarios, que gracias a su posición en medios de comunicación tienen una alta visibilidad. Y encima, para más inri, estos visionarios futurisas, en pos de la defensa de la cultura (y por cultura ellos entienden su estatus económico únicamente), están defendiendo lo que es quizá el mayor engendro que ha podido crear la mente de un editor: el préstamo de pago. Ni las bibliotecas van a poder comprar los libros. Y eso, que la mayoría de las ediciones están directa o indirectamente subvencionadas.

Así pues, la tinta electrónica sacudirá fuertemente la industria editorial creando un punto de no retorno. ¿Llegará ese momento en que por una tarifa plana tengamos el acceso temporal a bibliotecas de grandes editoriales? ¿Y comprar capítulos por separado? ¿Tal vez comprar paquetes de libros de la misma temática por un precio muy asequible? Puede ser el futuro. Que llegará es obvio, pese a quien le pese y caiga quien caiga.

PD: lamento que no haya separación entre párrafos pero esta plantilla no reconoce los saltos de carro.

El artículo del diario El Pais puede consultarse aquí

2 Respuestas para ¿Y esto qué es?

  1. iago 17 julio 2009 en 18:34 #

    Pues laméntalo menos y añade un par de breaks (<code><br /></code>) ;)

  2. iago 17 julio 2009 en 20:22 #

    Perdón por la gambada en el anterior comentario, el problema es más divertido: http://bit.ly/YJBLt

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