En 2018, Indonesia se ha visto afectada por llamativos fenómenos naturales.
En septiembre-octubre, un seísmo de magnitud 7,5 (Mw), con posterior tsunami, provocó una importante licuefacción del suelo en la Isla Célebes. La licuefacción se produce en suelos granulares saturados en agua, debido a las vibraciones provocadas por las ondas sísmicas. Estas vibraciones reordenan las partículas del suelo, provocando una reducción de su volumen y un aumento de la presión del agua en los poros, que hace que las partículas del suelo pierdan contacto entre ellas. Todo ello conduce a una disminución de la tensión efectiva y, por tanto, de la resistencia y rigidez del suelo. El terreno pierde su estructura y se comporta como un líquido (fluido).
La imagen muestra los efectos de este fenómeno en la zona de Palu, Sulawesi Central, Indonesia. Fuente de la imagen: Antara Foto-Irwansyah Putra-via REUTERS.
Colapsos de las estructuras de ingeniería cimentadas sobre estos terrenos y deslizamientos de laderas son efectos relevantes del fenómeno de licuefacción.
Las arenas movedizas, habituales en la literatura y el cine, son un ejemplo de este fenómeno.
Los siguientes vídeos ilustran el concepto, de forma muy simple.
https://www.youtube.com/watch?v=JrAaHmOErrQ
https://www.youtube.com/watch?v=cSaatSdS4Sk
https://www.youtube.com/watch?v=5yMYxwtvIQE
https://www.youtube.com/watch?v=j0sLyJpfTE8
En diciembre, Indonesia nuevamente es noticia por un devastador tsunami. En este caso, fueron Java y Sumatra, estrecho de Sonda, las islas indonesias afectadas. La causa de este tsunami fue el colapso de parte del edificio volcánico del volcán Anak Krakatoa, en erupción, y el deslizamiento de este material.
Las siguientes imágenes del 17 y 30 de diciembre proceden de Planet Labs image y han sido tomadas de https://blogs.agu.org/landslideblog
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