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Blog de Antonia Durán Ayago
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Archivo | 22 junio 2016

Esperanza movilizada

De todas las noticias que asaltan diariamente los medios de comunicación, ayer me llamaron la atención dos. De un lado, los datos de paro registrado que por tercer mes consecutivo han bajado, y que indican que más de 98.000 personas han encontrado empleo en el último mes. Esto es en sí mismo un dato positivo. Los expertos luego se encargarán de hacer el análisis más profundo de la situación y nos dirán si esto supone un cambio de tendencia o no, pero muchos nos preguntamos si será posible que las condiciones de trabajo algún día vuelvan al punto en que estaban cuando comenzó esta crisis y la subsiguiente deriva cercenadora de derechos.

La otra noticia fue el desplante que varios premios nacionales de licenciatura/grado dieron al ministro de Educación, negándole el saludo, al tiempo que mostraban sus camisetas verdes de apoyo a la educación pública. Sin duda fue un gesto muy gráfico, del que se pueden extraer muchas interpretaciones. Yo hago las mías propias y entiendo que fue pagar con la misma moneda con que está pagando este ministro a todo lo relacionado con la educación y con la investigación en España, con la moneda del desdén y de la indiferencia. Exactamente la misma actitud que tuvieron con él esos doce jóvenes que habían despuntado en sus carreras como los mejores. Muchos de esos jóvenes probablemente querrían dedicarse a la investigación, algo que no van a poder hacer en nuestro país, ya que claramente no se ha apostado por esta vía para salir de la crisis (tampoco sé a ciencia cierta por qué vía en positivo se ha apostado para ello). Estos jóvenes apuestan por la educación pública y la defienden porque saben que es la única que iguala en derechos y oportunidades, porque saben de la importancia de mantener una educación pública fuerte para luchar contra las desigualdades y porque son conscientes de que la educación es la única apuesta segura de futuro. Ellos lo saben, y aunque tengan que irse al extranjero porque su país de origen no haya sabido darles todas las oportunidades para desarrollar su talento en España (sí, talento, ese del que tanto habla la LOMCE, y que ahora está desperdiciando a raudales este gobierno), son conscientes de que podrán encontrar un hueco gracias a la sólida formación que han adquirido en sus años de licenciatura o grado.

Por tanto, hoy me quedo con una esperanza movilizada. Esperanza porque necesitamos creer que esta situación comienza a remontar, y movilizada porque hay muchos jóvenes que no se resignan a que nos quiten lo que es nuestro.

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