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Universidad de Salamanca
Blog de Antonia Durán Ayago
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Archivo | 22 junio 2016

Realidades paralelas

Escuchando ayer al Sr. Presidente del Gobierno, una tiene la impresión de que vivimos en realidades paralelas; que la situación que describía de España era totalmente ajena a la realidad que viven diariamente los españoles.
En un discurso narcisista, de autocomplacencia, en el que el Sr. Presidente prácticamente se autoproclamó salvador del desastre más absoluto de España y también de timonel de Europa, no hubo prácticamente referencias a la situación de pobreza que se vive en nuestro país. Que haya más de millón y medio de personas en España que necesite acudir a los comedores sociales creo yo que era un aspecto importante para tratar en un debate que se presupone de análisis del estado de la nación. Lejos de eso, se vanaglorió de todo lo hecho, totalmente inevitable, aferrándose a un deber que al parecer nada tiene que ver con su programa electoral. Como dijo el representante de IU, Sr. Lara, el haberse presentado con un programa a las elecciones e incumplirlo sistemáticamente desde el primer día se llama fraude electoral, y sólo queda que en esa reforma tan ambiciosa del Código Penal que prepara el Sr. Gallardón quede tipificado como delito (esto último lo afirmo yo).
No se habló de la necesidad de llegar a un pacto estatal por el empleo; no se habló de por dónde debe ir el crecimiento, al que tantas veces se hizo referencia pero que nadie concretó. La política económica debe orientarse hacia algún lado. Si ya vimos que la I+D+i no es una prioridad; dónde vamos a explorar fórmulas de crecimiento. Como digo, el más abosluto silencio.
Por tanto, aunque el Sr. Rajoy diga que hemos sacado la cabeza del agua (más bien nos la ha sacado al parecer el Sr. Draghi), lo que no sabemos es adónde nos dirijimos. No está claro si el timonel sabe o tiene alguna ruta, porque ayer al menos no nos la dijo.
Y ya para terminar, que se trataba de un debate que analizaba una realidad paralela a la que se vive en España fue que no fuera capaz el Sr. Presidente de nombrar el caso Bárcenas. Ya sabemos que le tiene miedo. Pero la sombra de corrupción en su partido es tan alargada que al menos hubiera debido tener la decencia de reconocer que se confundieron con este señor, y que no cejará hasta que devuelva todo lo que ha robado. Aunque eso hubiera sido, claro está, reconocer un error, y está visto que en este partido esto no se estila.

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